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Hay frases que envejecen mal.

Y luego está esta: “640 KB deberían ser suficientes para cualquiera”.

Parece ser que nunca la dijo Gates, pero da igual, la frase se ha convertido en un monumento universal al optimismo tecnológico. Una oda al “esto no va a crecer tanto”.

Pues sí: sí que puede crecer tanto… o más. 

Y aquí nos encontramos, en noviembre de 2025, en un mundo donde 64 GB de RAM cuestan más que una PlayStation 5, donde los fabricantes están retirando módulos del mercado para evitar que los revendedores los revienten, y donde incluso Lenovo, una multinacional gigante, está acaparando memoria hasta 2026 como si se preparara para un invierno nuclear.

Y la pregunta es: ¿hasta cuándo?

Los precios de la memoria RAM se han disparado más de un 150% en apenas un mes. Esta subida, y el encarecimiento de SSDs y prácticamente cualquier cosa que tenga un chip, viene impulsada por la voracidad de la IA, cuya demanda está estrangulando la oferta para el resto de mortales.

Como te he dicho, los kits de DDR5 de 64 GB cuestan más que una consola de gama alta, lo que convierte lo que antes era barato (o al menos barato-razonable) en un lujo absurdo.
De hecho, fabricantes y ensambladores ya advierten que se está empezando a vender memoria “según mercado”, como los percebes en Navidad. Y los módulos sueltos desaparecen de los catálogos para evitar el acaparamiento.

Maravilloso.

Las previsiones indican que esta crisis de suministro, afectando DRAM, NAND e incluso chips especializados, podría durar hasta 2026 o más. ¿La razón? Los megaproyectos de IA. Centros de datos donde empresas con un músculo financiero indiscutible están comprando memoria por palés, adelantando stock, bloqueando producción y tensionando toda la cadena.

Y mientras tanto, tú, yo, y cualquier usuario normal que necesita ampliar un PC porque el Visual Studio va a tirones… nos quedamos mirando desde fuera, como quien llega al supermercado y descubre que ya no quedan huevos porque una startup ha decidido convertirlos todos en polvo proteico para astronautas.

Y lo peor no es eso.

Lo peor es que esto no parece un pico.
Parece la "nueva normalidad".

La IA está cambiando las reglas. Pero a niveles que no hubiéramos acertado a adivinar, ahora la RAM ya no es un componente: es un recurso estratégico. Y cuando algo pasa a ser estratégico, ya no manda la demanda doméstica, ni los gamers, ni los sysadmins de PYMES. Mandan los que pueden comprar un año entero de producción sin despeinarse.

Bienvenidos a la Edad de la Memoria Escasa.

Pero espera, vamos a cerrar esta newsletter con algo de alegría, que si no esto es un sindiós, porque lo mismo ahora el refurbished se convierte en "la opción default". Para algunos, lleva años siéndolo.
Sí, ese PC que hace dos años mirabas por encima del hombro como quien mira un Twingo del 99, ahora resulta que es una inversión razonable.
El mercado de segunda mano, reacondicionado, “like new” o “cariñosamente usado” empieza a parecer la única vía sensata de ampliar un equipo sin hipotecar un riñón.

Pero hay algo más: quizá, solo quizá, este sea el punto en el que deberíamos parar y pensar.

Puede que sea la hora de optimizar de nuevo.
De mirar todas esas capas de mierda que hemos ido acumulando en nuestro software como quien acumula facturas en un cajón “por si acaso”.
De preguntarnos si de verdad necesitamos cinco frameworks, tres runtimes, dos dependencias circulares y un contenedor que se arranca solo para arrancar otros contenedores.

Quizá hemos llegado a ese punto absurdo en el que es más barato comprar hardware reacondicionado… que limpiar nuestro propio código.

Y, oye, igual tiene sentido.

Al final, nunca nos hemos quedado sin RAM.
Nos hemos quedado sin vergüenza arquitectónica.
Sin disciplina.
Sin el músculo mental de pensar en eficiencia porque siempre dábamos por hecho que podíamos tirar la casa por la ventana y meter más memoria. 

Pues parece que no.
Parece que ahora hay que volver a lo básico: optimizar, recortar, afinar, revisar, entender.
Como antes.
Como cuando 640 KB eran, supuestamente, suficientes para cualquiera.

Y quién sabe… ¡Igual nos viene hasta bien!

 Domingo.

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👀 Las paranoias de la semana 👀

He pensado en recopilar las cosas que me van viniendo a la cabeza mientras paso los días haciendo cosas...

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Esta semana he descubierto algo importantísimo: puedes levantar un clúster, puedes escalar un WAF, puedes sobrevivir a un Black Friday con 91 millones de peticiones…
Pero una gastroenteritis te puede hacer un “shutdown -h now” sin previo aviso.

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El jueves estuve a un “segmentation fault” de caer redondo.
No hablo de un virus informático.
Hablo de un virus de los de verdad, de esos que no vienen por correo, no se mitigan con un firewall y no se arreglan reiniciando servicios.

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Y lo jodido es esto: todo tu sistema depende de ti… hasta que de repente no.

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Y si algo tengo claro después de esta semana es que: yo estoy para manejar infraestructuras, sí.
Pero mi cuerpo no es una de ellas.

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A ver si me lo grabo.

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Y fin...

¿Un virus? ¿Pero no tienes EDR Dementor?