Durante las dos últimas semanas, en BIOS/DMNTR nos hemos enfrentado a dos migraciones de clientes desde otros proveedores que han sido, por decirlo con MUCHA suavidad, traumáticas. De esas que te hacen replantearte la fe en la humanidad… o al menos en parte del gremio.
Y es que, sinceramente, no lo entiendo. En casa siempre me enseñaron eso de: “No te cierres ninguna puerta” o “Intenta quedar bien cuando tengas que irte, o cuando te echen, que la vida da muchas vueltas.” Pero parece que no todo el mundo recibió esas lecciones.
Lo curioso es que en este corto espacio de tiempo he vivido dos versiones muy representativas de este tipo de conflictos:
Del primer tipo, me decía la clienta afectada algo así como: “Parece que estamos rompiendo con ellos un noviazgo, en vez de una relación profesional.”
Y no le falta razón. Gente que retuerce cada palabra, cada situación, cada correo… que responde con frases pasivo-agresivas o directamente con silencios calculados. No gestionan una baja: gestionan una ruptura emocional. Como si les hubieras sido infiel en producción.
Y luego están los otros. Los del ego técnico: “No te puedo dar el esquema de red porque es un diseño mío y me lo puedes copiar.”
¿Perdona? ¿En qué momento el esquema de una red de una panadería pasó a ser propiedad intelectual sensible? ¿Vamos a tener que ponerle copyright a las VLAN?
El resultado es que tú, que llegas con ilusión, buena voluntad y una lista de tareas enorme, te enfrentas a una migración casi a ciegas, sin saber si tras ese firewall hay una red ordenada o una fiesta de cumpleaños con routers colgando del techo, sin saber si las VMs levantaran o no levantaran, sin tener claro nada de nada. Todo mientras el cliente, con total razón, espera que todo esté funcionando cuanto antes.
Y no voy a mentir: estas cosas me quitan el sueño. Esta semana post-vacaciones, la media de horas dormidas ha sido de risa. Me despierto pensando en los agujeros negros de información, en lo que no tenemos, en los tiempos muertos, en los cables que no sabemos a dónde llevan…
Lo que más me cuesta entender es esto: ¿De verdad no somos conscientes del daño que hacemos al no facilitar la salida de un cliente?
Yo he tenido clientes que se han ido… y han vuelto. Otros que se han ido y no han vuelto. Incluso algunos que se han ido y a los que no he dejado volver (no todo vale). Pero con todos he intentado mantener siempre una actitud cordial. Algunos incluso aún me escriben para preguntarme qué hosting contratar o qué firewall ponerle en su nuevo proveedor. Y yo contesto. Porque esto va de relaciones, no de cautiverios.
Porque sí: hacer cautivos a tus clientes es una estrategia equivocada.
Se irán igualmente.
Y no volverán.
Y hablarán mal.
Y con razón.
Como dice aquel viejo lema, que tan bien aplica al sector tech: “Si amas algo, déjalo ir. Si regresa a ti, es tuyo. Si no lo hace, nunca lo fue”.
En fin, escribo esta newsletter en medio del tiempo muerto de una de esas migraciones, mientras intento obtener datos de una descarga limitada a 100 Mbps por los santos bemoles del proveedor saliente.
Porque sí, porque lo valen.
A veces pierdo la fe en la humanidad.
Menos mal que siempre queda el café... ¡Y Lofi Girl!
¡Feliz Domingo!
Protecting what matters most
Todos aquí: https://go.ivoox.com/sq/2343562
P.D.: ¡Esta semana intentaremos volver a la carga! A ver si esta vez sí...
He pensado en recopilar las cosas que me van viniendo a la cabeza mientras paso los días haciendo cosas...
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Esta semana mi hija ha empezado una nueva etapa en un nuevo cole y ha sido más complejo de gestionar para mí que para ella..
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Lo de no llevarla cada mañana al cole y que ahora haga el trayecto al nuevo centro en una ruta me tenía desconcertado...
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Y, sin embargo, llegó el primer día y ella se lo pasó genial... ¡Y yo me sentí imbécil!
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Lo de sobrepensar es algo que llevamos hasta el extremo.
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Nos hacemos expertos en proyectar futuros distópicos que jamás suceden. Montamos catástrofes logísticas, dramas emocionales o fallos de seguridad críticos… que solo existen en nuestras cabezas.
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Y claro, luego llega la realidad, se presenta con una mochila nueva, una sonrisa de oreja a oreja… y te deja a ti con cara de haber hecho un pentesting a la vida… y no haber encontrado ni un bug.
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Los enlaces que he ido recopilando:
Esta newsletter ha sido escrita entre logs de migraciones, cafés fríos y tiempos de espera limitados a 100 Mbps por obra y gracia de algún proveedor rencoroso.
A veces uno duda de todo, pero luego ve a su hija subir feliz a un autobús escolar y se le pasa.
Gracias por seguir ahí, por leerme, y por ser parte de esta red (la emocional, no la BGP), seguimos hablando por los canales habituales: X y Telegram.
Lo mismo no es que estés limitado a 100Mbps, es que ese es el ancho de banda disponible...