Los hierros molan, ya lo he dicho alguna vez. Y a mí, desde siempre me ha gustado cacharrear con cosas, cosas que en determinado momento comenzaron a llamarse "hardware". Hardware del que comprendías su funcionamiento a casi todos los niveles y con el que acababas consiguiendo que hiciera aquello que tú querías que hiciera.
Y sí, estoy hablando en pasado, porque desde hace un tiempo las cosas no funcionan así exactamente. Con honrosas excepciones, pero cada vez las menos.
Porque nos han vendido la nube, los servicios “inteligentes”, las suscripciones, el Saas, el IaaS y todas esas cosas, y de paso, han convertido nuestro hardware en algo que ya no controlamos del todo. Coches que pierden funciones si no pagas una mensualidad. Electrodomésticos que necesitan conexión a Internet para funcionar. Firewalls que se convierten en pisapapeles si el fabricante decide revocar su licencia. Y mil ejemplos más.
Y no es solo comodidad o negocio. Es control.
Antes, cuando comprabas un servidor, un switch, un router o cualquier equipo de red, sabías que era tuyo. Que podrías usarlo mientras físicamente funcionara. ¡O que incluso podrías repararlo si hiciera falta! Hoy, en cambio, muchos fabricantes han decidido que no compras un hardware, sino una licencia para usarlo. Que el hierro, aunque te lo siguen cobrando, ya no te pertenece. Y que, si ellos quieren, mañana mismo pueden “desactivarlo” sin que puedas hacer nada.
Y no es paranoia. Está pasando.
Hemos normalizado que dispositivos que están en nuestras infraestructuras críticas dependan de servidores de terceros para validarse. Que si un fabricante decide que tu firewall ya no es “rentable”, lo deje sin actualizaciones, aunque aún funcione perfectamente. Incluso que si hay sanciones o tensiones políticas, un país entero pueda quedarse sin acceso a sus sistemas. Es duro, es feo y no mola nada. Y va a peor.
Porque esto no es solo un problema de usuarios finales que se quejan porque su coche ya no calienta los asientos sin pagar una suscripción. Es un problema estructural. Empresas que confían su red, su seguridad y su operativa a dispositivos que, en cualquier momento, pueden dejar de funcionar no por un fallo técnico, sino porque alguien, en una oficina a miles de kilómetros, decidió pulsar un botón.
Y esto es lo que realmente me preocupa. Nuestra infraestructura crítica depende de terceros más de lo que nos gusta admitir. Los proveedores de nube pueden decidir unilateralmente que no quieren alojar ciertos servicios. Los fabricantes de hardware pueden bloquear dispositivos por región. Los gobiernos pueden presionar a estas empresas para cortar servicios en función de intereses geopolíticos. Si es que incluso un tío vestido de Steve Jobs de Hacendado puede decidir que la IP en la que alojas la web de tu negocio es "pirata" y dejarte sin visitantes. ¡Es de locos!
Esto es lo que hemos construido. Y huele mal.
Si crees que esto no te afecta, mira a tu alrededor y pregúntate cuántas cosas dependen de una licencia que no controlas. Lo mismo empiezas a subirte en la ola de la paranoia en la que yo llevo subido tanto tiempo.
Porque, cada vez más, tener hierro no significa que ese hierro sea tuyo, aunque lo pagues bien pagado. Y en un mundo donde la estabilidad política y tecnológica es cada vez más frágil, confiar ciegamente en estos sistemas es, como mínimo, arriesgado. Y creo que toda esta cosa horrible y maloliente nos va a reportar muchos problemas en el futuro, si no nos los está creando ya.
Al final, lo que realmente nos están quitando no es funcionalidad, es autonomía. Y lo peor es que nos lo han vendido como progreso. Como si esta pérdida de control fuera el precio inevitable de la comodidad. Nos han convencido de que no necesitamos poseer nada, que es mejor “pagar por el acceso” que por la propiedad, y lo hemos aceptado sin rechistar. Hasta que un día nos damos cuenta de que algo tan simple como un cambio en los términos de servicio puede dejarnos sin aquello por lo que ya hemos pagado.
Y cuando eso pase, cuando de repente un firewall deje de funcionar, un coche se niegue a arrancar o un electrodoméstico se vuelva inútil porque el servidor que lo valida ha desaparecido, quizás sea tarde para darnos cuenta de que, en este juego, nosotros nunca tuvimos el control.
¡Feliz Domingo! Y que tus hierros sigan funcionando mañana.
Protecting what matters most
Los capítulos de esta semana:
Todos aquí: https://go.ivoox.com/sq/2343562
Los enlaces que he ido recopilando:
Y luego se meten con nosotros... ¡Los dementores al final, somos buena gente!