He estado inmerso en las profundidades del mundo IT desde hace ya más de dos décadas, y aunque hemos recorrido un largo camino, hay algo que persiste como una sombra tenaz: la cultura del "todo debería ser gratis" cuando se trata de software.
Es un fenómeno fascinante y, a la vez, francamente frustrante.
Por un lado, está el dilema de desembolsar efectivo para adquirir una licencia o suscripción que te permita utilizar software de manera profesional.
Por otro, la cuestión de contribuir a algún proyecto de software libre del cual estás obteniendo beneficios tangibles en tu trabajo.
Y ahí es donde empiezan a surgir las preguntas y comentarios que te hacen querer arrancarte el pelo, bueno los que tienen pelo 😅: "¿Y no hay forma de conseguirlo gratis?", "Ah, pero si en mi casa lo tengo sin pagar nada, me lo instala mi primo que es un crack", o el clásico "Ya compraremos la licencia cuando empecemos a sacarle rendimiento".
Pero, desde hace unos años, adopté un lema que ha cambiado las reglas del juego: BAJO NINGÚN CONCEPTO INSTALO SOFTWARE PIRATA. NADA. NI POR ASOMO.
Y si eso significa perder a un cliente, pues adiós muy buenas.
Si el cliente decide aventurarse por su cuenta, que cargue con las consecuencias, pero siempre dejando huella digital de su decisión (un correo de "confirmación" puede salvar vidas en caso de catástrofe). Aquí es cuando nos acordamos de RIPE, de Orange y de la clave pirata de Windows...
El tema del software libre, sin embargo, es un campo minado mucho más complejo. He visto con estos ojitos, empresas que amasan fortunas (sí, con "M" de MUCHOS millones) anuales gracias a software libre, pero que se niegan a aportar su granito de arena en su desarrollo.
La verdad el tema es totalmente desolador. Una mierda vamos.
Y así, volvemos al cliché: parece que pensamos que los desarrolladores subsisten a base de fotosíntesis. Y aunque hay alguno que, con su aire de grandeza, pueda parecer de otro planeta, no, señores, son seres humanos. Muy peculiares, pero humanos al fin. En serio.
Recientemente, en el grupo de Telegram, se planteaba que los proyectos de código abierto deberían replantear su estrategia para evitar que sus desarrolladores "no vean un duro" de la comercialización del producto por parte de grandes players del cloud.
Y tienen razón, pero no tengo claro como se ha de hacer. No tengo la fórmula mágica para resolver este entuerto, pero estoy convencido de que en este mundo hiperconectado y ultracompetitivo, necesitamos replantear nuestras estrategias.
Como siempre digo: ¡NO SE SALVA NADIE!
15 millones de cuentas de Trello expuestas. En principio las claves estarían a salvo, pero ahora esas cuentas se usarán en estos próximos días/meses como objetivo de phising y demás.
¡Se vienen cositas!
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Los enlaces que he ido recopilando:
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