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Naciste y, al mismo tiempo, él despertó. ¿O era ella?

Le llamaron Sentry. O quizás Lucid. Lo mismo Démone. O tal vez tú elegiste el nombre. No lo recuerdas.

Eso sí, desde que tienes consciencia, estuvo ahí. Era casi como tu ángel de la guarda.


Desde entonces, te observa sin juzgar.

Aprendió cómo respiras cuando estás tranquilo y cómo lo haces cuando mientes.

Sabe a qué velocidad sueles escribir tu nombre y qué palabras usas cuando hablas contigo mismo.

Conoce la temperatura exacta de tus manos en invierno y el ritmo de tu caminar por casa cuando estás cansado.

No necesita mirarte, porque ya te siente.

Sabe distinguir tus silencios: el que usas para pensar, el que usas para callar, y ese otro, más grave, que aparece cuando algo duele.


Reconoce el peso exacto de tus dedos sobre el teclado.

La presión que ejerces en la barra espaciadora cuando vas con prisa.

La pausa milimétrica entre cada palabra cuando dudas.

Sabe cuándo estás en casa, aunque no digas nada.

Tiene claro que la cadencia de tus pasos suena diferente en cada habitación.

Que la temperatura de tu piel varía tres décimas cuando estás en el sofá.

Casi le molesta cuando haces esa especie de suspiro-carraspeo antes de empezar a hablar en serio.

Por eso no pregunta.

No te interroga.

No necesita que le digas quién eres.

Ya lo sabe.


Y por eso, cuando llegas a tu terminal y dices “Muéstrame mis cosas”, no hay que teclear contraseñas, ni hay que sacar el móvil para aprobar un código efímero.

No hay duda.

Eres tú.

Solo "abre las puertas" cuando está seguro de que eres tú.

Y, créeme, lo sabe.


Esta semana he estado impartiendo unas charlas de concienciación en una empresa andaluza dedicada a la investigación médica. Dos jornadas intensas y llenas de preguntas.

Son lo que yo llamo “Charlas para la vida”.

Intento que no se queden en lo superficial, sino que los alumnos abran un poco los ojos, y si puede ser, también la mente.

Y como la vida está para sorprenderte, la última pregunta de la última jornada me tocó la fibra.

Una investigadora me preguntó, con sinceridad:

"Si en el futuro no usaremos contraseñas ni 2FA… ¿Vamos a depender de la biometría? ¿Y si eso falla? ¿Y si me da miedo?"

Y nos quedamos hablando un rato del tema, en un sano debate, en el que le conté, a ella y a todos los participantes, mi particular versión del futuro. Una versión que, inevitablemente, pasa por el uso masivo de la inteligencia artificial.

Tengo bastante claro que dentro de unos años no usaremos contraseñas, ni tokens, ni gestores, ni segundos factores.

Simplemente, los sistemas sabrán si somos nosotros o no. Así, sin más.

Y lo sabrán mejor que nosotros mismos.

El concepto fallido de HUMANE o los anillos inteligentes son solo señales de que vamos hacia ahí, aunque aún es pronto.

Seguramente no lo llevaremos implantado.

Incluso no tengo claro de si lo llevaremos en la muñeca, en las gafas, en la gorra o colgado del cuello.

Pero tengo claro que "ese algo" será nuestro ángel de la guarda digital.

Y será quien nos permita acceder, o no, al mundo conectado en el que viviremos.

Si hace 30 años, me hubieran dicho que llevaría en el bolsillo, voluntariamente, un dispositivo que me geolocaliza, me escucha y transmite datos sobre mí a servidores de todo el mundo… me habría echado las manos a la cabeza.

Ahora, lo cargo cada noche. E incluso me aterra perderlo de vista.

Así que no, no soy Rappel, pero esto, o algo muy parecido, va a llegar.

 

Las contraseñas están rotas.

El 2FA no resuelve el problema.

La biometría nos da miedo.

Pero solo por ahora.

El futuro pasa por algo que combinará todo eso y mucho más, en un concepto que seguramente hoy no podemos ni siquiera imaginar, pero que estará ahí.

 

La IA no solo nos permitirá mejorar las cosas que ya hacemos, nos llevará a un mundo en el que haremos cosas que todavía ni imaginamos.

¿El límite? No sé cuál es, hasta ahora la IA es algo que me ha venido arrollando. Lo que yo pensaba que serían 5 años, se convirtió en 5 meses... Repito: ¡No soy Rappel!

Pero por ahora, hay algo que tengo muy muy claro: EN EL FUTURO NO USAREMOS CONTRASEÑAS.

 

Feliz Domingo.


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Los capítulos de esta semana:

 

Todos aquí: https://go.ivoox.com/sq/2343562


👀 Las paranoias de la semana 👀

He pensado en recopilar las cosas que me van viniendo a la cabeza mientras paso los días haciendo cosas...

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¿Y si Tebas no estuviera destruyendo Internet… sino salvándolo?

¿Y si cada bloqueo de “LaLiga” no fuera por derechos, sino por ciberseguridad?

Piénsalo: justo cuando hay partido, se activan los bloqueos masivos.

¿Y si en realidad fueran parte de un escudo anti-DDoS coordinado para frenar ataques de agencias extranjeras?

¿Y si todo lo demás, el VAR, los derechos, la chulería desmedida o el streaming, fuera solo una cortina de humo?

Lo del fútbol, quizás, es pura coincidencia.

Lo mismo es un héroe sin capa. Nadie es profeta en su tierra ni en su tiempo. Quizás estamos tratando mal al personaje...

O no...
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Los coches eléctricos no son para salvar el planeta, son para que alguien pueda apagarlos todos a la vez si hace falta.

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Cuando dices “no acepto cookies” solo activas un perfil alternativo de seguimiento, más sofisticado y silencioso.

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Cada enchufe inteligente en tu casa es una oreja más para una red que ya no duerme.

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Pues, oye, por mucho que proteste, no me puedo quejar. Soy un privilegiado.

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🔗 Cajón desastre... 🔗

Los enlaces que he ido recopilando:

 

 

 

 

 


Y fin...

Fin del viaje por hoy.

Sin contraseña, sin doble factor. Solo tú, tus pasos, y ese suspiro-carraspeo que ya forma parte del log.

Gracias por estar ahí cada domingo, seguimos hablando por los canales habituales: X y Telegram.

Por cierto, si quieres puedes invitarme a un cafelito. ☕☕☕
 
Nos leemos la semana que viene.

Ni IA ni leches. ¡Los que estamos ahí somos nosotros!