Yoshio Tamiya seguramente nunca imaginó, cuando abrió su aserradero de madera en 1946, que aquello iba a ser el comienzo de algo tan grande. En un Japón destrozado por la guerra, el paÃs necesitaba reconstruirse, y Tamiya Shoji & Co se dedicaba a transformar y distribuir madera. Y les iba bien.
De hecho, les iba tan bien que seguramente no tenÃan que haber hecho nada más que continuar transformando madera en tablones, tablas y tableros, para vivir sin preocupaciones durante el resto de su vida.
Pero Yoshio no era de esa clase de gente que, una vez consigue algo, dedica el resto de su vida a "vivir de las rentas". Yoshio habÃa venido al mundo a divertirse. Asà que con los excedentes y desperdicios de madera que iba acumulando, decidió hacer algo diferente, y en 1948 creó un departamento dedicado a las maquetas a escala.
ImagÃnate a ese hombre comentando la idea a familiares y amigos...
Es más, imagÃnate a esos familiares y amigos comentando la jugada entre ellos después: "Yoshio ha perdido la cabeza", "teniendo como tiene un negocio que le va bien, se mete en más jaleos" o el clásico "¡qué necesidad tiene Yoshio de esto!". Los pongo en español, porque en japonés no acababan de gustarme cómo sonaban las frases... 😂😂😂
Asà que, a pesar de todo y de todos, en poco tiempo llegaron los primeros barcos de madera a escala de la incipiente Tamiya Co. Y, lo que comenzó como un simple experimento, casi un juego, se convirtió en un éxito rotundo. Tanto, que a principios de los años 50, Yoshio decidió cerrar el aserradero y dedicarse en exclusiva a la fabricación de maquetas.
HabÃa encontrado algo especial, y no solo en los productos, sino en lo que representaban: una mezcla de creatividad, detalle y, por qué no, un poco de magia. ¡Ah! ¡Y se estaba divirtiendo!
El modelismo naval estaba en auge y Tamiya no tardó en hacerse un hueco con maquetas de un realismo asombroso. Pero lo mejor estaba por venir.
En 1960, lanzaron su primera maqueta de plástico: el acorazado japonés Yamato. Y pocos meses después, dieron en el clavo con un tanque Panther alemán a escala 1/35. Sin quererlo, acababan de estandarizar una escala que se convertirÃa en la favorita de los modelistas militares. Pura casualidad, o no, pero de las buenas.
Y asà siguieron, ampliando el catálogo. A finales de los 60 y principios de los 70, comenzaron a fabricar maquetas de coches, motos y camiones, sin dejar nunca atrás sus raÃces militares. Tamiya era ya una marca con un prestigio espectacular y Yoshio un reconocido personaje del Japón de la época.
A las maquetas le siguieron los modelos radiocontrol. Y aquà Tamiya, con todo el respeto para el resto, es insuperable. Sus kits no están construidos con los mejores materiales (o sÃ), no son los más competitivos (o sÃ) y además, seguramente, muchos tienen una sobreingenierÃa totalmente innecesaria. Pero, y esto lo digo desde el corazón, cuando te atrapan estás perdido.
Tamiya no es solo una empresa que hace maquetas, ha creado algo mucho más grande: una conexión emocional con sus usuarios. Cada kit no es solo un producto, es una experiencia. Desde el momento en que abres la caja, sientes que estás a punto de crear algo especial, algo único. Y que tú formas parte de esa historia.
Yo lo resumo en que tienen alma. SÃ, quizá sus coches no son los que más carreras ganan, ni sus modelos los más tecnológicamente avanzados. Es más, casi siempre acabo gastando más dinero del que deberÃa en mejorar cosas que no acabas de entender cómo no han solucionado con los años, pero hay algo en ellos que va más allá. Cuando te conviertes en un "Tamiyero" la cosa no tiene remedio.
Son como ese amigo que no destaca, pero que siempre está ahÃ, que tiene chispa, que conecta contigo. Los modelos de Tamiya inspiran, emocionan y te hacen sentir parte de algo más grande.
Tamiya no busca ser perfecta, busca ser leyenda, porque, aún hoy, siguen buscando divertirse, y ahà está su magia.
Yoshio murió en el año 1988, sin embargo, su legado sigue vivo, en forma de empresa que sigue marcando el camino del modelismo y del RC mundial. Al final, no siempre se trata de ganar carreras o de ser el más avanzado, a veces, lo importante es tener alma, conectar, y dejar huella.
Y en eso, Tamiya es insuperable.
Feliz Domingo.
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Tan mayor y jugando con cochecitos...