Hace unas semanas, en uno de esos posts de LinkedIn, el TikTok de los profesionales, entre toda la basura habitual, vi a alguien comentar algo que me llegó profundo: “Necesitamos más personas en las empresas dispuestas a complicarse la vida”.
No puedo estar más de acuerdo. Pero no me limitaría solo al ámbito profesional; en general, necesitamos más personas que estén dispuestas a complicarse la vida. Mucho.
Vivimos en un mundo que nos empuja hacia el “mientras no me afecte a mí” o el “yo voy a lo mío” o "yo me dedico a los míos y ya está". En este contexto, encontrar a alguien que quiera complicarse la vida se ha vuelto una rareza. Lo normal es lo otro. El ir a lo tuyo. El "cumplir" como mucho y ya.
En primer lugar, porque lo fácil es “pasar desapercibido”. Como cuando en el colegio tratabas de no llamar la atención para evitar al gilipollas de turno que te podía soltar una hostia porque sí, o cuando intentabas que aquella ropa extraña heredada de tus primos de Francia y que tu madre te obligaba a usar porque era "moderna", no desentonara demasiado en el recreo.
Sin embargo, ante la mentalidad del “echa tus 8 horas estrictamente y vete a casa”, o del “en el trabajo no te relaciones con nadie” o del "no te impliques" o del "mejor ir a lo seguro que complicarse con un proyecto que no sabes si va a funcionar o no", hay personas que siguen remando y consiguen ir más allá. Esto es algo que muchos no entenderán (y probablemente me cueste hoy más de un subscriptor), pero es lo que realmente marca la diferencia.
Ante el “no confíes en nadie”, hay quienes están dispuestos a confiar y seguir confiando. Porque, seguramente tú, sí, tú, ese que no confía en nadie y que hace lo justo, está donde está gracias a alguien (o a muchos incluso) que en su momento te dio (dieron) su confianza. No existe avance sin esfuerzo.
Y ahora te debería tocar a ti, devolver de alguna manera lo que otros hicieron. Pero no, porque tú eres "especial". Claro que sí. "The special one" eres. Me vas a permitir que te recuerde que somos poco más que monos con ínfulas. Aunque no lo quieras ver. Es jodido de ver, pero no eres especial. Ni tú, ni yo.
Sin embargo, estoy aquí de nuevo, enviando esta newsletter puntualmente un 1 de septiembre, como si tuviera algo realmente importante que contar, exponiéndome a la crítica despiadada de los haters, a las alabanzas de los amigos y a la indiferencia de muchos. Perdiendo mi tiempo en escribir. Complicándome la vida una vez más. Como en tantas y tantas cosas.
Porque creo que si todos decidimos “pasar desapercibidos”, el mundo se viene abajo. Lo vemos cada día, casi sin darnos cuenta. Calmando nuestras poquitas ganas de complicarnos la vida con una nueva serie de Netflix que seguramente no acabes jamás. El conformismo y la indiferencia son la receta perfecta para un mundo estancado, sin avance, sin creatividad. SIN FUTURO.
Así que desde aquí, mi admiración y respeto a todos los que se siguen complicando la vida cada día: creando proyectos, jugándose su patrimonio personal por crear algo que solucione problemas, a pesar de que no les haga siquiera falta, sumando en sus empresas, levantando la mano y asumiendo responsabilidades, siendo capaces de ver más allá, y echándole horas a costa de muchas otras cosas…
🤨- “No, Dementor, es que la vida está para disfrutarla, no sigas dando la brasa”.
A ver, querido amigo, para mí, no hay mayor disfrute que el conseguir resultados cuando te complicas la vida o incluso pegarse una hostia cuando las cosas no salen. Esas sensaciones son inigualables. Y aunque duela, aunque implique sacrificios, aunque a veces no toca dar con la tecla adecuada, cuando la cosa funciona no hay nada comparable a la satisfacción de haber logrado aquello que parecía imposible.
🤨- “Pero es que tu familia es más importante...”.
¿Pero quién está diciendo lo contrario? ¿Por qué todo lo llevamos al extremo? ¿Al falso dilema?
Complícate la vida. Sea para ganar dinero. Sea para salvar el mundo. Sea para hacer que tu padre se sienta orgulloso. Sea para que tus hijos tengan una vida mejor. Sea para llegar al infinito y más allá. Sea porque no tienes nada mejor que hacer. O bien sea para sentirte bien tú mismo. COMPLÍCATE LA PUTA VIDA. ¡Que se te va!
O lo mismo quieres que en tu lápida pongan: "Paso desapercibido". No sé... ¡Tú verás!
Así que nada, bienvenidos todos de nuevo, volvemos a este rinconcito de cada domingo (o sábado, o viernes… o cuando sea) desde el que complicarnos la vida y compartir lo poquito que vamos aprendiendo en el mundo IT, de ciberseguridad y de lo que quiera que te esté hablando este domingo.
¿Listos?
¡LET’S GO!
Protegiendo lo que más importa.
Los enlaces que he ido recopilando:
OVHcloud condenado a pagar 250.000 € a clientes por pérdida de datos en incendio de su centro de datos en Estrasburgo. Poco me parece...
Espero que hayas tenido un buen verano, o al menos que hayas sobrevivido al calor infernal.
Ha sido un verano de muchos sobresaltos y muchas historias. Lo normal que diría el otro.
¿Como que complicarse la vida? Lo fácil es no hacer nada... ¡Y protestar mucho!